¡Hola!
Hoy quiero hablaros de las comunidades de aprendizaje, un modelo educativo que hemos visto en clase recientemente.
Se trata de un proyecto que toma por motores el diálogo, la igualdad y la inclusión y que está dirigido a centros educativos de Educación Primaria y Secundaria. Su objetivo es alcanzar el carácter utópico de "la educación que todo el mundo desea" y conseguir que nadie quede excluido. Una de las características que me parece más llamativa de este modelo es la participación e integración activa de las familias y la comunidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
A continuación os dejo un vídeo que explica en poco más de 3 minutos algunas de sus principales características y forma de trabajo:
Opino que este modelo es, sin duda, uno de los modelos que mejor se adapta a las necesidades de innovación que la educación solicita actualmente. Son muchas las ventajas que plantea: potencia la autonomía y el conocimiento propio de los niños, se aprende mediante la interacción e intercambio de ideas, lo que reporta beneficios en la capacidad de diálogo y reduce conflictos y, por último, propone un modelo en que existe una relación equitativa entre alumno y docente, es decir, rompe con la jerarquización. Además está demostrado que este modelo contribuye a la mejora del aprendizaje, la participación de los alumnos y disminuye considerablemente el abandono escolar.
Sin embargo, es un proyecto que apenas está expandido a día de hoy. Yo, antes de comenzar la carrera, no sabía de su existencia. En España solamente hay alrededor de 200 escuelas que aplican este modelo. Un número muy pequeño comparado a otros países como Argentina, donde existen más de 2000. Y es que el proceso de transformación de escuela a comunidad de aprendizaje es un proceso tedioso y que requiere de la participación y el acuerdo de numerosos agentes que, en muchas ocasiones, no están por la labor. La falta de tiempo, el incremento en la carga de trabajo y el desconocimiento sobre esta práctica podrían ser algunos de los factores más desmotivantes. Así mismo, muchas escuelas carecen de los recursos necesarios para que se de esta transformación.
El año pasado en otra asignatura de la carrera, "Sociología de la Educación" se nos planteó este modelo y se nos invitó a participar en un centro de la ciudad como colaboradores. Aunque me llamó muchísimo la atención, finalmente no pude formar parte de ello puesto que las plazas eran limitadas. Tras escuchar las opiniones de algunos de mis compañeros que sí pudieron acudir, no me cabe duda de que, como estudiante que ha elegido esta carrera por vocación, lo llevaré a cabo en un futuro puesto que me parece una experiencia muy enriquecedora.
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