¡Hola!
Hoy quiero hablarlos de la relación entre el profesor y el alumno. Esta pregunta se nos ha planteado varias veces a lo largo de la carrera y considero apropiado anotar aquí mi opinión y mi punto de vista sobre ella. Y no pretendo andarme con rodeos, para mí la existencia de este vínculo es totalmente fundamental. No solo es que el modelo tradicional de enseñanza -donde el profesor tiene un carácter más autoritario que didáctico- haya quedado anticuado, sino que es totalmente ineficaz en la sociedad actual. Son muchos los estudios que prueban que existe una relación directamente proporcional entre la relación docente-alumno y el rendimiento académico.
Los profesores ocupan un rol muy importante en nuestra vida como alumnos y es por todos sabido que un buen profesor te alegra el día y uno malo te lo arruina. A lo largo de mi vida he tenido muchos profesores cuya capacidad de enseñanza era más que correcta, sin embargo, no han llegado a conectar tanto conmigo o mis compañeros y eso se ha reportado en resultados significativamente más negativos que con aquellos profesores que sí logran crear ese vínculo. Ahora, en época COVID y ante un mundo que tiende hacia la digitalización es vital que estas relaciones no se pasen por alto y se sigan tomando como lo que son, un elemento primordial para que el alumnado aprenda de manera más significativa.
La importancia de estas buenas relaciones es aún más significativa si cabe llegando a la enseñanza universitaria. Al fin y al cabo, Primaria y Secundaria son etapas de enseñanza obligatoria y los alumos asisten en su totalidad de manera diaria. Pero esto no pasa en la Universidad. La no obligación de asistencia hace que en muchas ocasiones se vean clases prácticamente vacías que cuentan con un número muy reducido de alumnos en comparación a todos los matriculados.
Durante el primer año de carrera llegué a visualizar como, durante una clase, mis compañeros abandonaban el aula uno a uno hasta que quedamos únicamente alrededor de 5 o 6 personas. Así mismo, este año, veo a todos mis compañeros asistir a las clases prácticas de Educación Física de manera regular, clase tras clase. Y es que nuestro profesor ha conseguido crear un vínculo tan especial con nosotros que creo que todos lo vamos a echar de menos al acabar el curso. Y aunque obviamente disfruto muchísimo estas clases y el vínculo creado con nuestro profesor, no puedo evitar ver la otra cara y pensar en lo triste que es que para todos nosotros esto sea un hecho aislado y no una regularidad respecto a nuestros docentes.
Para acabar y a modo de ejemplo de lo significativo que es este vínculo y de como un profesor puede cambiar la vida de todos sus alumnos y "convertir" alumnos conflictivos en auténticos genios, no se me ocurren muchos mejores ejemplos que la película Los chicos del coro, una de mis películas favoritas que reune mi interés por el francés, mi gusto por la música y lo importante que es la función del profesor. Os dejo el tráiler a continuación:
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